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Este proyecto fue realizado por el estudio Ruggero Zarza, pero con una colaboración abierta en toda la parte técnica y de ingeniería, para lograr una estructura eficiente. La constructora fue Giménez Gaona, con la cual trabajaron también muy de cerca. El diseño del edificio es muy novedoso, con dos bloques unidos por puentes donde se ubican las recepciones de cada área. Las oficinas son como balcones que dan aun espejo de agua que está dentro del techo. Detrás de un gran muro de 5 pisos se encuentran el área de servicios, cocinas, baños, etc. Una de las particularidades de este innovador edificio fue el parasol de jardines colgantes que, hasta el momento de construirlo, no tenían claro cómo hacerlo. Finalmente, una empresa uruguaya los asesoró y pudieron cumplir con el diseño planteado. Fue una obra compleja y desafiante, pero inspiradora. Al término de la misma, fiscalizaron también la construcción de los depósitos de 3.000 m2.

Ingenia fue contrada por una empresa farmacéutica local para diseñar el masterplan de un parque logístico de 10 hectáreas y depósito de productos farmacéuticos de alta complejidad. Fue una excelente experiencia para Ingenia conocer y desarrollar el proyecto con todas las exigencias sanitarias y de temperatura que requieren este tipo de establecimientos. Luego fue Ingenia la empresa fiscalizadora que controló toda la obra ejecutada por la empresa Gomez Abente. El hecho de haber diseñado el proyecto fue de gran ayuda a la hora de fiscalizar todo el proceso de construcción.

El Jade Park de Asunción es el primero de la cadena que se construye fuera de Estados Unidos y se llevó a cabo con la constructora Giménez Gaona. Al ser
una obra de gran envergadura, el fideicomiso necesitaba un fiscalizador, y la constructora recomendó trabajar con Ingenia, dada la relación en obras anteriores. Finalmente, se creó un consorcio con la empresa argentina Fortex, de gran experiencia en el área industrial. Así, Fortex llevaba el día a día e Ingenia participaba de las reuniones periódicas para revisar los avances. El proyecto en sí fue de gran complejidad ya que se trataba de 3 torres con 30 pisos cada una, subsuelos y áreas comunes. Esto hacía que haya muchos proveedores al mismo momento y miles de personas trabajando día a día, un gran movimiento que había que tener en cuenta para seguridad, tiempos, entregas, etc. La obra duró 5 años e Ingenia estuvo 3 años y medio, ya que esta era la duración de su contrato. Fue una experiencia sumamente importante para ellos, puesto que trabajaron con reconocidos arquitectos, ingenieros y un equipo interdisciplinario de alto nivel.

Cuando empezaron a trabajar con la Conmebol, Ingenia ya estaba posicionada en el mercado gracias a su experiencia con las obras mencionadas. Por eso, fueron convocados para realizar la fiscalización de diferentes etapas de una obra en diferentes espacios del edificio de la Conmebol. En primer lugar, hubo una reestructuración de un piso en el que había depósitos, para crear oficinas. La ejecución la realizó Barrail e Hijos. Luego, la segunda parte de la obra fue la parte exterior del edificio, es decir, el estacionamiento, la entrada principal, el paisajismo, todo a cargo de Gómez Abente. Y posteriormente, fiscalizaron una ampliación de una obra del estudio Bentak. Si bien las constructoras fueron diferentes y también los proyectos, Ingenia estuvo a cargo de la fiscalización de todas las construcciones, debido a la confianza que generaron a lo largo de su relación.

Esta obra llegó a través de contactos del papá de Carlos, y dada la experiencia del
Dazzler y del Esplendor, los contrataron para fiscalizar la construcción del Holiday
Inn, parte de la cadena internacional.
Además de todo lo que implica el trabajo en grandes edificios, uno de los desafíos
particulares de esta obra fue cuidar que la construcción se realizara bajo los
estándares de la certificación LEED a la que aplicó el hotel. La misma exige tener en
cuenta los materiales y su trazabilidad, el consumo de energía, el manejo de agua, el
reciclaje, el tipo de pinturas, entre otros factores que incluye la norma.
Fue un trabajo meticuloso en conjunto con la constructora, que, si bien les exigió
un control de detalles exhaustivo, les brindó una visión diferente del proceso de
obra y les permitió aprender mucho.

Esta obra consistió en un edificio de departamentos de inversionistas argentinos que confiaron en Ingenia el control de todo el proceso de construcción, siendo la primera fiscalización “per se” de la empresa. La edificación corrió sin grandes contratiempos, excepto por el subsuelo que se encontraba en una zona muy baja y que terminó atrasando un poco los tiempos. Fueron 5 niveles de departamentos, una azotea con un área social.